El título lo dice todo, no? Si amig@s hay un bebé en camino, que me acompaña desde hace 12 semanas y sobrevive como un gran luchador a toda la guerra que le estoy dando por culpa de mi pulmón.
Cada embarazo es único, ya me lo decían, ¡y tanto que lo es! El de Alejandro fue sobre ruedas, creo que la etapa mas saludable de mi vida, tenia energia para parar un tren, estuve trabajando hasta los siete meses (porque llegaron las vacaciones de verano) y sintomas tuve los normales, pero los llevé muy bien por la conciencia de que era lo normal (ciática, antojillos, hinchazón, algo de insomnio, …). Éste, sin embargo, empezó con mal pie: al tiempo de empezar a encontrarme mal de lo mío, recibimos el positivo con mucha ilusión pero con un miedo inmenso e incertidumbre ante lo que iba a pasar (encontrar un tratamiento viable a llevado su tiempo). Dos positivos en dos días. Además, las primeras ecos indicaban que venía más pequeñín del tiempo que calculaban y no sabíamos por donde iba a tirar la cosa. El mes de Octubre ha sido de los mas dificiles de mi vida.
Si bien el miedo no se te quita ya, que sepáis que la preocupación ya es de por vida (ya me lo me dijo mi amiga Spain, en su día), ya estoy algo más tranquila por el tema de estar tomando medicación durante el embarazo, por el control médico exhaustivo que tengo y por las buenas noticias recibidas ayer en la eco doppler de las 12 semanas: riesgo bajo y todo en su sitio (por el momento…). No obstante, ya os digo, el rum rum andará por ahí.