Cuando todo el mundo te cuenta que el segundo hijo es distinto, que es más estresante, que con dos no es lo mismo que con uno. .. tú asumes el riesgo y crees prepararte, pero te lanzas de una forma inconsciente a la piscina de volver a vivir un postparto que para nada será como el anterior. Después de la nube, ¡se avecina tormenta! Hoy me he levantado muy bien, con la sonrisa de Ale y sus juegos, con Adriana pidiendo, como no, su teta para luego regalarnos toda su atención, compartiendo estos momentos únicos con el papi.
Las noches ya son llevables: Adriana está mejor de sus gases (está tomando un Prebiótico Reuteri que nos mandó su pediatra), lo cual le deja dormir más de cuatro horas seguidas, lo que me permite ser un poco más persona el resto del día. Alejandro parece volver «poco a poco» al niño ordenado y encantador que siempre ha sido (digo poco a poco, y muy bajito, para que no me escuche!). Puedo decir que la tormenta va alejándose por el horizonte y vamos viendo el sol (¡qué este año calienta más que nunca!).