Mindfulness: 6 beneficios inmediatos

Mindfulness o Atención Plena viene pisando fuerte, ¿una moda? más bien una herramienta que podemos  llevar siempre con nosotros para sentirnos mejor.

En Psicología, la definición más extendida es la de Jon Kabat-Zinn (2003):“Mindfulness es la conciencia que surge de prestar atención, de forma intencional, a la experiencia tal y como es en el momento presente, sin juzgarla, sin evaluarla y sin reaccionar a ella”.

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Mi regalo por el día de las mamis

Los 5 componentes de mindfulness son:

  1. Atención al presente
  2. Apertura no valorativa a la experiencia.
  3. Aceptación.
  4. Dejar pasar.
  5. Intención.

No pretendo daros una clase magistral sobre mindfulness, así que si queréis profundizar más en el tema  al final  os dejo algunos enlaces y materiales que espero os resulten interesantes.

Desde el curso pasado tenía en mente iniciarme en la práctica del Mindfulness. Sin embargo, el embarazo de Adriana y sus complicaciones le dieron al «pausa» y ha tenido que ser en este 2016 cuando, por fin, puedo contaros mis primeras experiencias con esto de practicar Mindfulness o, como más me gusta, Atención Plena (AP).

Como yo lo he entendido, Mindfulness es estar aquí y ahora, vivir el presente sin buscar una etiqueta,  una explicación, no rechazando emociones (que ahora ya no las llamo negativas, sino desagradables) como el enfado o la tristeza. He aprendido que son necesarias también. Atención plena significa darme tiempo, a través de la respiración, de conocerme a mí misma, de poder darle al botón de pause aunque sea unos segundos, y eso me permite reaccionar, actuar y sentir mejor o al menos con mejores resultados en mi vida personal y laboral.

Voy a empezar por el final: tras hacer el curso, leer mucho y practicar lo que buenamente he podido, tengo que decir, que ¡estoy entusiasmada! Como orientadora, el tema me ha aportado una nueva visión y me ha dado herramientas para poder asesorar en mi trabajo a tutores/as, familias y especialmente, trabajar con mis alumnos/as enriqueciendo mi intervención con ellos, no quedándome únicamente en la evaluación de necesidades educativas sino intentando aportar estrategias útiles que desde el minuto 1 les sirva para atenderlas. Como Laura, me ha aportado todo un camino por andar.

Mis BENEFICIOS inmediatos:

  1. Autoconocimiento: ahora soy consciente cuando «se me va a ir la olla» ante una situación X con los niños o con superpapi. Soy capaz de observarme y saber qué puede venir después, lo que me permite anticiparme y evitar ciertas situaciones desagradables o ponerles fin con mayor facilidad (aunque aún estoy en fase de prácticas, eh!). Ahora respiro (respiración de aterrizaje), y no exploto como antes, le doy tiempo a mi mente a tomar conciencia de lo que está pasando ahí justo en ese momento, no dejo que se acumule a lo que yo ya llevaba encima. Yo no sé vosotros pero tras un día estresante, cada uno con sus cosas, había momentos en que podía tener una respuesta desproporcionada y eso me agobiaba aún más, lo cuál cerraba un círculo de malestar. Con la práctica de la atención plena, he conseguido abrir ese círculo.
  2. Regulación emocional: lo anterior lleva a conocer tus emociones, a ser consciente de lo que sientes (enfado, ira, pena, angustia, felicidad, ilusión,…). De este punto, lo que me ha servido desde el primer momento fue una idea de Oliver Jiménez que era algo así como que no podemos responsabilizar a los demás de nuestras emociones, es decir, si te sientes enfadado no puedes dejar que sea la otra persona la que te quite el enfado (eso lo hacía yo constantemente), porque el enfado lo tienes tú (puede que la otra persona tenga más o menos responsabilidad en haberlo provocado, pero la que lo tienes eres tú), debes asumir lo que te pasa, observarlo,  e intentar aceptarlo, tener compasión contigo mismo (quererte) y aprender de la situación, Gestionar tú tus propias emociones, que luego decides hablar e intentar acordar cambios o lo que sea con la otra persona, ¡de acuerdo! pero no esperes que los demás tengan la responsabilidad de llevar tus emociones de un lado a otro. En ello estoy, tengo que decir que ya no hay tantos «enfados tontos».
  3. Gestionar el tiempo: en mi trabajo tengo mil frentes abiertos. No es raro que en el camino al cole vaya organizando la mañana y, al final, de todo lo que llevaba pensado pueda hacer solo una o dos cosas porque han ido requiriéndome para otras cuestiones (más o menos importantes), que en definitiva, me hacían irme con la sensación de no haber hecho lo que tenía que hacer. Todo ello, con la carga de tener cuarenta cosas en mi cabeza y eso… ¡agota! ¿Cómo he aplicado en este sentido lo que te dice mindfulness? Pues veréis, cuando llego al trabajo me organizo de la siguiente manera: coloco bolso, carpetas y demás, abro la libreta, pongo la fecha y pongo las tres tareas fundamentales que tengo que hacer sí o sí esa mañana. Empiezo por la más importante, e incluso pongo la hora en la que las voy a hacer (hay veces que son reuniones, así que las tengo fijadas de antemano). Si me surgen otras las coloco debajo, en una lista de tareas (¡ojo aquí! otra cosa es aprender a decir NO, cuando haya cosas que no son tuyas, que no debes hacer tú o no te corresponde, eso también es básico, aún tengo que aprender), y si me van a ocupar menos de dos minutos las hago del tirón (regla de los dos minutos), así evito apuntar una y otra vez las mismas tareas pendientes que son como una losa. Os parecerá una tontería, pero desde que hago esto mi percepción es mucho más positiva, me veo más efectiva en el trabajo, porque no dejo que cuestiones secundarias me impidan hacer lo que realmente tengo que hacer, y la sensación con la que termino mi jornada es mucho más positiva, más satisfactoria.
  4. Fuera rumiaciones y piloto automáticovivir el presente, eso practicamos con mindfulness. Hay que entrenar nuestra mente, porque no estamos acostumbrados, llevamos la ment12688080_1571642053058279_6889958216554235787_ne llena de ideas, de tareas, … de todo que en muchas ocasiones nos mandan continuos mensajes que van agotándonos sin darnos cuenta. En otras muchas, hacemos cosas sin saber bien cómo las hemos hecho (por ejemplo, conducir hasta el trabajo), porque llevamos puesto el piloto automático. Es importante, no dejar que cuestiones pasadas o futuras nos impidan disfrutar de lo que realmente es importante, el aquí y ahora. ¿Qué he ganado yo con esto? Mirad, como buena psicóloga, le doy mil vueltas a todo, he de reconocerlo. Si estaba haciendo un informe estaba pensando en la lavadora que estaba a punto de acabar, si estaba barriendo en lo que tenía que comprar, sentada en el sofá con la gordi pensaba en lo que me había dicho la tutora esta mañana y tenía que preparar,… un horror!! Hasta aquí he llegado. Ya he conseguido parar eso, al menos en los momentos más importantes y neutralizar el piloto automático en algunas cuestiones. Si estoy con Adriana, estoy con ella: miro sus ojos, me río con sus payasadas, disfruto de su olor, le enseño, aprendo con ella, me canso,… lo que sea, pero… ¡con ella! (igual con Alejandro). Y no sabéis lo que disfruto, en serio. La sensación es de vivir con más intensidad, cualquier experiencia, ¡cualquiera!
  5. Renovación de intereses: Hacía ya tiempo que no tenía tan claro un foco de interés, un campo en el que especializarme. Desde hace años, y por las características e mi trabajo y mi motivación (¡claro esta!) he ido haciendo cursos, asistiendo a jornadas, congresos, .. sobre los diferentes trastornos que atendemos en el EOE, sobre herramientas para intervenir con los alumnos y familia, etc. Sin embargo, todo me sonaba a más de lo mismo y no me terminaba de arrancar esa pasión que esto de la Atención Plena ha hecho en mí como profesional (supongo que porque primero a calado en mí como Laura). No sé cómo y cuándo tomarán forma, pero desde luego sé que esta vía de investigación y especialización es lo que buscaba. Hay un Experto impartido en la Universidad de Málaga y habrá más caminos de aprender, así que en ello estaré investigando.
  6. Practicar con niños: mi afición por la lectura se ha reactivado, especialmente, porque con todo esto he reafirmado lo importante que es trabajar la inteligencia emocional desde pequeñitos. Tras mucho preguntar e investigar un poquito he encontrado manuales que animan a practicar la atención plena con los pequeños de la casa. Esto os lo contaré con más detalle en breve, pero os puedo decir que a poco que he empezado con Ale a trabajar  atención plena, ya es capaz de identificar emociones ,como alegría y enfado (identifica cuando las siente, lo expresa y estamos aprendiendo a gestionarla, lo cual nos llevará más tiempo claro), sabe qué quiero decir cuando le pido que «respire» para parar un poquito y vamos aprendiendo todos en casa lo importante que es prestar atención a las emociones (agradables y desagradables) y no ir con la 5º marcha puesta siempre. Pude vernos repitiendo a Ale (Adriana aún no lo ha sufrido) una y mil veces al cabo del día «Alejandro, vamos, venga, date prisa, llegamos tarde,… Alejandro rápido!…. Ale no tardes!… No te pares (cuando caminamos),…» así hasta el infinito… Y creedme, eso NO debe ser así. Lo mejor de todo esto es lo que llaman «mente de principiante» (vivir las cosas como por primera vez) y que los niños la traen de serie. Bajar el ritmo, nos beneficia, nos libera de agobios y sobre todo nos lleva a disfrutar con ellos de pequeños detalles que son básicos. Seguro que nos lo agradecerán en forma de sonrisa, de mirada cómplice o simplemente en observar con ellos un nuevo aprendizaje. Un aperitivo en esto de practicar mindfulness con niños: Un bosque tranquilo, un libro maravilloso, super sencillo, y que a modo de cuento explica qué es la atención plena (tienen página en Facebook). El Monstruo de colores, otro libro precioso (más en versión pop-up, es el que yo tengo) que deja muy claro cómo podemos ayudar a los niños a identificar y poner nombre a sus emociones. Para este libro, además, venden y puedes descargarte material para trabajar en clase y en casa. Es con lo que hemos empezado en casa, en breve más. 

Seguro que poco a poco estos beneficios se multiplican y se refuerzan, todo llegará. Espero haberos metido la curiosidad en el cuerpo porque pienso que de una u otra forma esta práctica beneficia a todos.

¡Os seguiré contando! Muchos besos a tod@s.

 

 

 

Algunas lecturas Mindfulness para niños:

  • Un bosque tranquilo (ideal para explicar e introducir a los más pequeños en la Atención Plena).
  • El Monstruo de colores (la versión pop-up, ya está a la venta y es preciosa). Ideal para trabajar las inteligencia emocional desde pequeñitos. 

 

 

 

 

 

 

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